1984 de G.O., me enseñó que la historia es posible corregir para que cuadre una realidad consensuada.
Fahrenheit 451 de R.B., me ilustró que para dominar el cuento social es necesario que se anule, por completo, la lectura.
Un mundo Feliz de A.H., me enseñó que la drogadicción, adecuada en esa obra como SOMA, es la actividad por esencia de los sistemas de control, regulación y sometimiento.
Pero ahora, luego de terminar Mundo del fin del Mundo de Luis Sepúlveda, reconocí que hay mucha más realidad, verdad y fe en los libros que hablan metafóricamente de lo que sucedió, sucede y podría suceder.
Atte.
HSQO
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